domingo, 24 de agosto de 2008

Carta de un Ayer

Londres, 15 de mayo de 1986

Josephine:
El tiempo ya paso, pero sin embargo no creo que esto termine como lo esperabas. Sé que no hace mucho me contaste sobre tu vida y que muchas mentiras creaste. En aquel momento no supe que pensar de ti, pero estoy seguro de que nunca quisiste tener la vida que obtuviste. Tú sabes bien que jamás perderás mi amor, y no quiero que llores por ello nada será fácil para ambos, pero aunque estemos separados ahora...es por nuestro bien. No llores Joe, se fuerte. No creas que todo acabó, pues te queda mucho por vivir y tienes mucho tiempo para solucionar lo que hiciste. Recuerda que el juicio aún no termina, sé que no es una simple amenaza, pero tienes que decir la verdad. Y si tienes que tomar lo que escribiste, pues creo este será el adiós y es muy probable que no te vuelva a ver en mi vida. Te entiendo, es doloroso dejar todo, no sé cuanto pero sé que lo es. No creas que será simple para mi leer en los periódicos y tratar de ocultar que no lo estarás. Al menos sabré que después que lo tomes, porque estoy seguro que lo harás, estarás en un lugar mucho mejor.

No quiero escribir adiós, pero tengo que hacerlo. Siempre voy a pensar en ti y no voy a olvidar aquel campamento que tuvimos y de todo lo que hicimos. Recordaré tu cara, tu mirada profunda y tan dulce a la vez; en la que pude descubrir que solo tienes una cara, una faceta y no eras como te pintaban...siempre tuviste una intangible transparencia; no olvidaré tu sonrisa, que siempre hacia que sienta mi corazón salir por mi boca... tu sonrisa me transportaba a un lugar tan portento donde solo veía las llamas de tu amor flameando. Créeme que jamás olvidare de ti, pues para mi será algo portátil que llevare conmigo sin separarme ni un solo instante de ti. Tú fuiste la única que me enseño a amar y la única que no devolverá lo que te llevaste de mi, aquel trozo de corazón ya es tuyo, te pertenece.

Se fuerte y haz lo que siempre hiciste. No llores ahora, nada se solucionara si lo haces. Nada ni nadie se merece, si quiera una lágrima tuya. Estoy seguro de que no me defraudaras y escogerás lo mejor.

Te ama

Alonso M.

No hay comentarios: