martes, 16 de julio de 2013

Cuento



Era una de esas noches, aquellas dónde sin motivo aparente despiertas de golpe de un plácido sueño. Recuerdo que intentaba cerrar los ojos y quedar dormido, pero no lo conseguía. Algo llamó mi atención y empecé a observar la ventana de mi alcoba y note un puntito brillante danzando de un lado al otro, revoloteaba como las mariposas en primavera. Mi curiosidad creció y me encontré abriendo la ventana, esta lucecita revoltosa, ahora en mi habitación, se volvía cada vez más brillante hasta que se posó en mi cama. Me arrodillé para verla de cerca, y vi que no era una simple luz, era un hada. Ella reía – Soy Aluna  y tú eres Francisco – dijo mientras sonreía. Yo le pregunte cómo era que sabía mi nombre. Me contó que ella venía del mundo de los sueños para ayudarme a dormir y que con su varita podría enseñarme un poco de esa magia con la condición de que intentase dormir. Yo asentí, y rápidamente me metí a la cama. – ¿Aluna? – ¿Si? – no sé cómo quedarme dormido – cierra tus ojos, yo te ayudaré – Cerré los ojos y  Aluna empezó a tararear una melodía bastante dulce y relajante, mientras estaba sentada a mi lado en mi almohada.

Desperté al lado de un enorme Dragón rojo, el Dragón dormía. Por algún motivo no sentía miedo a pesar de que era grande, muy grande. No tuve mejor idea que tomar un palito que había dentro de la cueva y meterlo en su nariz. El enorme dragón estornudo, abrió los ojos y empezó a reír, yo con cara de sorpresa le pregunte qué ocurría – tienes una antorcha en la mano, creo no te ha dado cuenta de ello pequeño – mire el palo de madera que había tomado y estaba en llamas, lo deje caer al suelo. El río y pregunto – ¿qué hace un pequeño como tu en mi casa?, no es común que un dragón como yo reciba visitas – yo, yo no lo sé. A… Aluna me dijo que… - Así que esto es obra de Aluna...- El dragón estaba pensativo, hasta que de pronto se levanta veloz mente, da una vuelta a mi alrededor con su gigantesco cuerpo – ¡Tú eres francisco, el que nos ayudará a vencer al enemigo! – ¿Si? – ¡Sí! Vamos, es momento de ir al bosque, sube a mi lomo - ¿Cómo?¿que suba a tu lomo? Pero no me voy a quemar si subo a tu lomo? – el dragón rió – venga, sólo quema si yo quiero que queme. Por cierto, mi nombre es Damián – Qué conveniente para un dragón – vamos, no te burles, tú te llamas Francisco…no es muy amigable…

Mientras Volaba en el lomo de Damián por encima del bosque pude ver a lo lejos un gran Castillo, encima de una montaña, le pregunte al dragón si iríamos ahí. Él dijo, que sí, pero que primero teníamos que encontrar a Aluna pues ella guardaba la corona que era necesaria para romper el Hechizo que una bruja había puesto para evitar acercarse a un tesoro.

Volamos por horas, y apesar de ello el tiempo parecía no sentirse. De pronto, escucho risitas y trataba de buscar de dónde venían, pero no las encontraba – Aluna, deja de martirizar al niño, aparece de una vez – dijo Damián entre risas, y de pronto una pequeña luz se posa en mi nariz. – fuimos bajando al bosque, mientras Aluna saltaba de un lado al otro y aplaudía como niña entusiasmada. Entramos por un laberinto de arbustos, Damián prefirió quedarse dando vueltas, mientras hacía guardia. Yo corría detrás de Aluna – espérame, no vayas tan rápido – Aluna, de pronto desapareció de mi vista. Seguí andando, esta vez no tan rápido, parecía que el cielo se nublaba y los sonidos del bosque se escuchaba más cerca. Decidí recostarme en un pilar que sostenía una pequeña estatua de mármol. De pronto la tierra empezó a moverse y el laberinto en el que estaba se empezó a convertir en un enorme salón. Mientras los arbustos iban desapareciendo, pude ver que a un lado, en un rincón oscuro había un pequeño bulto. Me dirigía hacia el bulto oscuro, y de pronto – ¡oh! Lo descubriste, sabia eras tú el indicado – Aluna lloriqueaba de alegría - ¿qué esperas? Mira lo que hay ahí -  caminé y una vez parado al frente tome la manta que cubría el bulto cerré los ojos y jalé. Por un momento no podía ver, había mucho polvo. Miré a Aluna, ella estaba boquiabierta, dirigí mi mirada hacia su línea y había un enorme baúl, un tesoro. – ¿Aluna, estas bien? – eh, eh, sí… es sólo que… - ¿es sólo…? – ¡Ábrelo Cisco! ¡qué esperas! – Abrí el enorme cofre para ver que tesoro guardaba. – ¿Qué hay? Dime, dime, dime… - eh… ¿Aluna? – ¡Francisco, dime que hay dentro! – Aluna, esto… está vacío. – Aluna parecía una pequeña pluma cayendo del cielo, hasta que tocó el suelo y salió disparada. Yo la llamaba, pero ella simplemente se esfumó.

Sentí una gruesa voz, voltee y era Damián, fui corriendo y lo abrace – oh niño, por favor tanto afecto creara que mis fans dejen de tenerme miedo – Damian, encontré esto y Aluna desapareció – Aluna, esta un poco retrasada, intente ayudarla pero ella suele ser un poco autosuficiente – Aluna estaba intentando volar mientras cargaba una pesada corona de oro, parecía no estar pasándola un poco mal, y a pesar de nuestros intentos por ayudarla ella seguía negándose. Finalmente, Aluna dejó caer la corona bastante cerca a mi cabeza

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